LLEIDA
Nombre de la estación: Lleida (edificio protegido).
Fecha de inauguración: 30th Mayo de 1860.
Autor: Mireia Seguí Bru de Sala (estudiante).
Origen y evolución
El plan de construcción de la estación de ferrocarril de Lleida (nombre oficial de la ciudad en aquella época) formaba parte del Ley de Ferrocarriles (Ley de Ferrocarriles) de 1855. La relativa paz del periodo 1856-1863 facilitó la inauguración de la estación en 1860, dando servicio al tramo Lleida-Manresa de la línea Barcelona-Zaragoza.
En 1861, la ciudad de Lleida estaba conectada con Barcelona y en 1865 se habían establecido también conexiones con Tarragona y Reus gracias a la construcción de una nueva línea (véase el mapa 1). Para los habitantes de la zona, la estación de Lleida abrió las puertas a la expansión de su ciudad. Sin embargo, a partir de 1863 se hicieron evidentes algunas de las implicaciones más negativas de la conexión ferroviaria, con un aumento de la competencia y de los costes del transporte.
Inicialmente, y hasta 1927, la estación estaba situada en el lado norte de la vía (figura 1), pero cuando se construyó un nuevo edificio de estilo francés (figura 2) se trasladó al lugar donde se encuentra actualmente, lo que también facilitó la expansión de la ciudad.
Figura 1: Ubicación inicial de la estación de Lleida
Fuente: Vicerrectorado de Actividades Culturales y Proyección Universitaria: 19th siglo Lleida. Fotografía. Pub: Universidad de Lleida, Lleida, 2010.
Figura 2: La nueva estación en 1949
Fuente: NEBOT, A.: El tren de la Pobla de Segur. Pub: Ribera y Rius, Alcoletge, 1995.
Con la llegada del AVE en 2003, la estación de ferrocarril se amplió y pasó a llamarse Lleida-Pirineus (Lleida-Pirineos) (figura 3).
Características especiales
La apertura de la nueva estación tuvo inicialmente un impacto negativo en la economía local debido, sobre todo, a la competencia del trigo importado de Aragón. Este problema se vio agravado por las dificultades para exportar los productos locales una vez que las líneas que unían Lleida con Barcelona se ampliaron para dar servicio a las ciudades industriales de Terrassa y Sabadell. Todo ello provocó un aumento del coste del transporte.
Medio ambiente
La figura 3 muestra un plano de la ciudad en 1869, poco después de la inauguración de la estación de ferrocarril. La ciudad ya había derribado sus murallas, pero el proceso de expansión urbana aún no había comenzado.
Figura 3: Ubicación de la estación de ferrocarril con respecto a la ciudad, 1869.
Fuente: BURGUEÑO, J.: Ámbitos de las ciudades y territorios de Lleida. Pub: Diputación de Lleida. Lleida, 2001.
La figura 4 muestra la ubicación de la estación de ferrocarril con respecto a la ciudad en 1918. Para entonces, la ciudad principal se había extendido hasta la estación de ferrocarril, que se había convertido en una barrera arquitectónica, ya que se habían construido pocas edificaciones más allá de ella.
Figura 4: Ubicación de la estación de ferrocarril con respecto a la ciudad, 1918.
Fuente: LLOP, C.: Atles urbanístic de Lleida. Pub: Ayuntamiento de LleidaLleida, 1995.
Las figuras 5 y 6 muestran la ubicación de la estación de ferrocarril dentro de la ciudad en 1956 y 2012, respectivamente. En 1956, la vía férrea actuaba como barrera a la expansión urbana, aunque se habían construido varios almacenes en el lado opuesto de la vía respecto a la estación. En cambio, en 2012, la estación de ferrocarril se había integrado completamente en el tejido urbano de la ciudad.
Figura 5: Ubicación de la estación de ferrocarril con respecto a la ciudad, 1956.
Fuente: CCI
Figura 6: Ubicación de la estación de ferrocarril con respecto a la ciudad, 2012
Fuente: CCI
Epílogo
La construcción de la estación de ferrocarril de Lleida abrió una nueva etapa en la historia de la ciudad, que vino acompañada del derribo de las antiguas murallas, lo que abrió el camino a una nueva etapa de expansión. Sin embargo, en contra de lo esperado, la llegada del ferrocarril supuso una reducción de las exportaciones de la ciudad debido a la mayor competencia que ello también implicaba. La estación de ferrocarril trajo consigo, por tanto, una crisis económica.
A pesar de este problema, la estación de ferrocarril también representaba una solución que, a largo plazo, beneficiaba a la ciudad, dejándola mejor comunicada con el exterior y en condiciones de explotar todas las ventajas que ello conllevaba.